INTRODUCCIÓN:
Vitruvio, en su primer libro de De architectura, afirmaba que «el origen de la arquitectura nació del fuego, ya que con este se podía delimitar un área dedicada a las actividades básicas del ser humano«. Por ejemplo, la cocción de alimentos, la vida en sociedad, el refugio ante animales y condiciones meteorológicas, etc.
Es por ello que las casas, desde el comienzo del ser humano hasta la actualidad, han ido evolucionando alrededor del fuego. Así que estas son algunas de las épocas a destacar a lo largo de la historia de la humanidad:
PREHISTORIA (2.500.000 a.C – 5.000 a.C):
Los primeros refugios humanos de los que se tiene registro, y a su vez uno de los más conocidos, las Cuevas.
Estas no fueron construidas por la mano del hombre y aun así ofrecían una mayor calidad de la esperada. Contaba con paredes y techos muy resistentes debido a su material, la piedra. Esta a su vez tiene una propiedad termoconductora muy pobre, haciendo que la cueva no absorba el calor corporal o de las hogueras, permitiendo así un refugio caliente. Sin embargo debemos recordar que las poblaciones eran nómadas, puesto que aún no habían desarrollado ni la agricultura ni la ganadería,
Si nos fijamos en la hoguera, esta representa el lugar más importante de la cueva. Además de cumplir todos los objetivos mencionados en la introducción, sirve también de foco de iluminación, esto puede sonar trivial, pero en un tiempo en donde el Sol era la única fuente de luz, las tareas se realizaban únicamente cuando disponían de este. Con el fuego, los humanos podían alargar su tiempo de oficio hasta el tiempo que necesitaran
Pero no todo son ventajas. Con suficiente humedad, factor muy presente en construcciones pétreas, pueden aparecer todo tipo de organismos como bacterias, hongos, insectos… que al permanecer en un lugar caliente se encuentran en condiciones de proliferación óptimas, derivando en enfermedades o infecciones.
Además, dependiendo de la cantidad de aperturas en la cueva o el tamaño de la misma, las personas podrían sufrir de intoxicación por dióxido de carbono (CO2). Sus consecuencias podían variar: náuseas, mareos, vómitos o incluso pérdida de conciencia.
En conclusión, necesitaban.
- Un material ligero o de fácil adquisición para poder depender de él en cada uno de sus viajes.
- Nuevos métodos de ventilación para evitar las consecuencias que trae el humo del fuego.
- Paredes con cierto nivel de protección ante las amenazas tanto animales como meteorológicas pero que no afecte al nivel de higiene del hogar.
Lo que nos lleva a la siguiente construcción, las Cabañas primitivas
La cabaña prehistórica empezó a construirse a finales del paleolítico, se extendió durante el mesolítico y se consolidó como vivienda dominante a finales del neolítico. Al principio se usó como refugio provisional de cazadores y recolectores que necesitaban donde descansar cuando no disponían de cuevas cercanas. Estas estaban compuestas de materiales ligeros como paja, piel y huesos de animal y palos.
Sin embargo, con el descubrimiento de la agricultura y la ganadería (no fue simultánea en todo el mundo y tuvo diferentes tiempos de consolidación dependiendo de la población) el estilo de vida pasó de ser nómada a sedentaria, obligando a construir las cabañas con materiales más resistentes. De este modo, implementaron materiales como la arcilla o la piedra.
Estas cabañas se construían atando la “estructura principal”, compuesta por las ramas más resistentes, de tal manera que adoptaban una forma cónica. Después, se revestían con materiales ligeros como puede ser la paja o piel de animal.
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De nuevo, el fuego es el elemento principal en esta construcción. Además, sigue cumpliendo todos sus propósitos: cocina, iluminación, protección, calefacción, etc. Sin embargo, ya no conlleva tantas consecuencias negativas; para empezar, el humo tiene forma de salir, puesto que ahora la cobertura permite esa transpiración. La humedad ya no supone un problema, ya que a la lluvia no le da tiempo de pudrir la paja, gracias en su gran mayoría a la inclinación de la cabaña.
Como ya hemos dicho anteriormente, el estilo de vida sedentario fue convirtiéndose en la norma con el tiempo. Es decir, que ahora necesitaban invertir más tiempo y recursos en construir viviendas más duraderas, aunque eso implicara tardar más tiempo.
Sin embargo, no todo son ventajas, y las cabañas aún contaban con fallas que, de no haber cambiado de estilo de vida, se podrían haber sobrellevado. Siendo estas:
- Espacios reducidos (recordemos que la vida se hacía en comunidad, y dentro de un refugio podían haber más de una familia)
- Durabilidad de la cabaña relativamente baja (a largo plazo esta puede colapsar, dañarse, desgastarse…)
- Incapacidad de almacenar ganado y cosechas (con la llegada de ambas prácticas, las cabañas no contaban ni con corrales ni almacenes)
- De nuevo, falta de luz
Además, surge la necesidad de diferenciar entre techos y paredes, puesto que en la cabaña el material y la técnica constructiva se ven obligadas a soportar esfuerzos tanto verticales como horizontales.De este modo, tenemos una pequeña pero significativa evolución de la Cabaña prehistorica: la Cabaña con pared
la cabaña una característica de disfrute, con esto quiero referirme a ser capaces de gozar del interior de esta sin preocuparnos del techo, ya que este antes se encontraba a poco más de 2 metros en su punto más alto. Además con las paredes el diámetro del techo cónico puede ser aún mayor, haciendo posible construir cabañas mucho más amplias.
HISTORIA (3000 a.C – Presente):
La idea de utilizar este material tan resistente evolucionó hasta tal punto que se fue desarrollando en la siguiente construcción: La Casa de adobe o ladrillo de barro
Nacidas en Mesopotamia junto con la escritura, cuentan con una complejidad mucho mayor que las dos construcciones anteriores. A partir de ahora las viviendas cuentan con más de una sala, cada una de ellas separadas por paredes interiores. Además, la altura del techo es mucho más uniforme a lo largo de la casa, permitiendo ir de una sala a otra sin la necesidad de agacharse, como ocurría con el tejado inclinado.
La necesidad de crear muchos más ladrillos de barro o adobe obligó a utilizar otro método para secar estos de manera más rápida y efectiva que con el sol. Así nace el horno. En la base de una bandeja se disponían todos los ladrillos crudos, y con la ayuda de una llama indirecta se cocían a una temperatura moderada y constante, lo que permitía cocer el ladrillo desde dentro hacia fuera, permitiendo una mayor durabilidad a largo plazo.
Los techos en cambio dejaron de estar compuestos únicamente por ramas y caña. Ahora estos contaban con una estructura compuesta por vigas de madera, después se formaba una capa uniforme de paja, ramas y eran recubiertas en barro para lograr una cubierta significativamente más resistente pero aun así poco compleja.
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Llegados a este punto podríamos continuar hablando de los avances que ha traído la llama en épocas de desarrollo como la revolución industrial. Sin embargo, en esta entrada el fuego adquiere una importancia mas bien cultural.
Además, me gustaría centrarme en poblaciones ajenas al desarrollo europeo. Por lo tanto, ya no nos enfocaremos en periodos, sino mas bien en países a destacar en el presente.
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JAPÓN – Irori (囲炉裏):
El irori es la chimenea tradicional japonesa. Diseñada para hervir las infusiones, cocinar, alumbrar y como lugar de reunión de la familia
Se situaba en el centro de la sala y consistía en un hueco en el suelo que conectaba con la tierra de debajo.
Además, sus llamas poseen un valor purificador y se consideraban un símbolo de legado familiar.
Esta chimenea, a diferencia de la clásica, esta totalmente al descubierto, sin cubrir por un muro de ningún tipo, haciendo que, en teoría, el humo llene toda la habitación.
Sin embargo, en Japón la arquitectura tradicional de las puertas y tabiques es muy diferente a la que conocemos. Ellos utilizaban mas el papel y la madera para construir sus muros, y las puertas eran correderas, por lo que el sistema de ventilación era mucho mas efectivo.
Además, para la mayoría de usos que le daban a esta chimenea se utilizaban las brasas y no tanto las llamas, haciendo que no fuese tanto la producción de humo.
Por ultimo, la casa japonesa contaba con techos relativamente altos y con una versión diferente a lo que conocemos como respiradero (kemuri-dashi, 煙ーだし).
https://www5d.biglobe.ne.jp/~heritage/english-kemuridashi.html
Curiosamente, el techo se aprovechaba del poco hollín que llegaba a acumular entre papel y madera para evitar que fuese comido por los insectos, y por lo tanto, alargaba su vida útil significativamente.